Rescatando una monumental “Ciudadela” en el Tramo 7, Frente 2, del Tren Maya

Ramón Enrique Carrillo

Proceso de excavación final
Vista aérea del monumento T7_36074, donde se pueden apreciar los cuartos en el lado oeste.
Proceso de excavación final
Entierro encontrado el monumento T7_36074.
Proceso de excavación final
Vista lateral del monumento T7_35584.
Proceso de excavación final
Entierro 2 en el monumento T7_35584.
Proceso de excavación final
Entierro 3 en el monumento T7_35584

Durante la construcción del Tramo 7, Frente 2, del Tren Maya, fueron localizados y reubicados tres monumentos, que en su conjunto conforman un sitio similar a una ciudadela posiblemente datada en el clásico temprano (300-600 d.C.). Este rescate monumental forma parte de los trabajos de salvamento arqueológico coordinados por el Dr. Manuel E. Pérez Rivas, quien dirige a arqueólogos, especialistas en diversas áreas, trabajadores manuales y albañiles especializados. El Instituto Nacional de Antropología e Historia, el Centro INAH Quintana Roo, y personal de la Secretaría de la Defensa Nacional, hacen posible la recuperación de asentamientos arqueológicos de los cuales no se tenía conocimiento de su existencia.

Este grupo de estructuras, descubiertas durante la primera mitad del año 2023, presentan características tales como muros de piedra bien definidos, muros interiores estucados, presencia de cuartos, hallazgo de alfarería y cuentas de concha, así como cinco entierros. La “ciudadela” se compone por los yacimientos arqueológicos T7_36074, T7_35584, y T7_35066.

De estos yacimientos, el T7_36074 posee dos cuartos con banqueta cada uno. El primer cuarto, ubicado en el oeste, además de su banqueta, contaba con la presencia de un nicho en la esquina noreste del muro norte y un acceso en el muro sur. La altura máxima de este no supera el metro de altura, pero parte de la estructura está trabajada directamente sobre la roca madre. El segundo cuarto, ubicado en el este, solo posee su banqueta y carece del muro este, pero alcanza los 1.80 metros de altura. Como otra particularidad de este yacimiento, debajo de la banqueta del cuarto ubicado al este fue hallado el entierro de un sujeto adulto acostado y con un cajete en el cráneo. Este entierro se sumó a un total de cinco hallados en la “ciudadela”

Durante la excavación, supervisada por el arqueólogo Jesús Alberto Hernández Almendarez, en el yacimiento T7_35584 se ubicó un cuarto en el sur. En este los arqueólogos notaron la presencia de aberturas circulares. Estos resultaron ser una serie de entierros. El primer entierro consta de los restos óseos con una mutilación dental en los incisivos. En el mismo cuarto se halló el segundo entierro, casi a la misma profundidad que el primero. Este segundo resto óseo se hallaba debajo de lo que posiblemente sea una cista, pero esto no fue confirmado. En este entierro, el esqueleto se hallaba recostado sobre su lado derecho. Un tercer entierro se halló un piso más abajo, casi con las mismas características de ubicación. Los restos óseos de este entierro se hallaban acostados sobre su lado izquierdo, pero el esqueleto solo fue hallado de forma parcial debido a que estaba más revuelto que los anteriores. En el extremo noreste de la estructura, afuera del cuarto donde estaban los otros tres entierros y cercano al monumento vecino, en lo que parece que fuera un pasillo, fue hallado el cuarto entierro. Este pareciese que fue un entierro secundario, o removido, ya que no tenía una relación anatómica clara y se hallaba en una localización distinta al resto.

En este mismo yacimiento, también se hallaron materiales arqueológicos: bocas de ollas de entre 15 y 40 centímetros de ancho, un descubrimiento bastante común en los asentamientos de la región; cuentas elaboradas de concha, cercanos al entierro del pasillo del T7_35584; y el fragmento de una figurilla con rasgos antropomorfos.

Finalmente, como otra particularidad de este yacimiento, las construcciones poseen dos tipos diferentes de arquitectura, lo que sugiere que la estructura posee dos etapas, es decir, parte de la obra fue construida tiempo después de que se edificó el asentamiento original. En el lado oeste se observa un adosamiento en uno de los muros, que divide los lados sur y norte. La parte sur parece ser la más antigua debido a que no se hallan de forma clara los límites de la construcción y precisa un deterioro mayor que el norte.

Desmantelar para preservar

El proceso de excavación terminó en junio de 2023, cinco meses después comenzó el proceso de desmantelamiento y reubicación. Esta actividad permite que se conserven de la forma más fiel posible los vestigios arqueológicos y salvaguardar la memoria histórica de la cultura maya. Para realizarlo, se llevó a cabo la misma metodología que se emplea para el rescate del resto de los monumentos tratados en el proyecto de salvamento arqueológico: orientación del personal, marcado y registro de piedras, y desmantelamiento.

Antes de comenzar el proceso técnico, los especialistas del INAH dan cátedra y orientan al personal de la obra y a los elementos de la SEDENA acerca de la importancia de realizar esta actividad, de modo que valoran y realizan con extremo cuidado el trabajo.

Una vez instruido al personal se da comienzo con el marcado y registro de piedras que componen la construcción, estas se marcan en una serie alfanumérica con una solución de cal. Después se toman registros fotográficos y topográficos para tener referencias precisas al momento del rearmado.

Cuando ya fue llevado a cabo el registro se realiza el desmantelado del monumento. Cabe mencionar que de forma paralela se siguen elaborando más registros fotográficos y topográficos cada vez que se termina una hilera de piedras.

Debido a la presencia de los muros interiores estucados en este conjunto monumental, las rocas de dichos muros se desmantelaron y fueron colocados en una retícula para no errar su localización. Otro reto particular que se presentó durante el desmantelamiento de la “ciudadela” fue el nicho del cuarto oeste del yacimiento T7_36074. La labor de desmantelamiento de los yacimientos fue supervisada por los arqueólogos Fernando Zais, Pablo Santana y el antropólogo Daniel Arriaga.

Los monumentos desmantelados serán reensamblados una vez se adecue el terreno al que están destinados, de modo que el proyecto de salvamento arqueológico del INAH, en colaboración con el Centro INAH Quintana Roo y los elementos de la SEDENA, rescatan el patrimonio de la cultura maya para que puedan seguir maravillando a las generaciones presentes y futuras, y que continúen brindando información acerca de su grandeza.

Fotogrametría
Personal de Salvamento arqueológico realizando el marcado y registro de las piedras del monumento T7_36074 para su desmantelamiento.